Protesta por amor

This plot is bigger than me, it’s generational hatred

It’s genocism, it’s grimy, little justification

The Blacker The Berry – Kendrick Lamar

“We gon’ be alright” sonaban los gritos de los protestantes de Black Lives Matter con una furia que esperanzaba a la multitud. La gente bailaba y gritaba alrededor de todo Estados Unidos, desde Denver hasta Washington. El espíritu de comunidad se sentía incluso a través de las pantallas. Todo el mundo estaba observando el movimiento. Los gritos y sus ecos fueron más fuertes que nunca. Los movimientos políticos son representados en las artes para liberar el sentir de sus agentes y para viajar a través de las fronteras del tiempo. La música de protesta pone un sonido a la furia y lo transmite con una potencia multiplicada por la gente que lucha por un mundo mejor. Este fue el caso del movimiento afroamericano de Black Lives Matter y su himno Alright

Algunos momentos clave para las artes afroamericanas

Para comprender el impacto cultural de Alright es imperativo entender la historia del movimiento artístico que da pie al florecimiento de las voces e identidades afroamericanas. A principios del siglo XX, en el barrio de Harlem en la ciudad de Nueva York se dio un fenómeno social y cultural conocido como el Renacimiento de Harlem. Causado por el rápido aumento de población afroamericana en el lugar y un sentimiento de orgullo cultural, el Renacimiento de Harlem buscaba otorgar crédito y visibilidad a los avances culturales que personas de su comunidad ofrecían al mundo. Esta época fue de gran florecimiento en la poesía, la música, la actuación, las artes visuales e incluso el periodismo.  Paul Robenson, un gran participante del movimiento, se mudó a Harlem a finales de la primera década del siglo y creció en su impacto en la industria escénica del momento. Robenson inspiraba el pensamiento de que las artes y la cultura eran los mejores caminos a seguir para que los estadounidenses negros superaran el racismo y avanzaran en una cultura dominada por los blanco. Aunque la explosión creativa y cultural comenzó a extinguirse con la Gran Depresión de 1929 se cree que este fue el sentimiento que sentó las bases del orgullo afroamericano que impulsaría, décadas después, el movimiento por los derechos civiles de su comunidad.  

Posteriormente, a principios de la década de los 70, tras el impacto del movimiento por los derechos civiles encabezado por Martin Luther King, se presentó un segundo período de desarrollo y crecimiento cultural entre los estadounidenses afroamericanos. Basado en valores culturales del nacionalismo afroamericano, el Black Arts Movement buscaba una estética afroamericana en las artes y un separatismo en su producción y distribución. 

En estos últimos años, la comunidad afroamericana ha recobrado visibilidad en términos de política y arte. Las voces de este grupo van ascendiendo cada vez más con el propósito de ser escuchadas. Como describe Ibram X. Kendi en su artículo titulado This is the Black Renaissance “… si el Renacimiento de Harlem incitó a los afrodescendientes a verse a sí mismos, si el Black Arts Movement incitó a los negros a amarse a sí mismos, entonces el Renacimiento Afroamericano está incitando a los negros a ser ellos mismos. Totalmente. Sin disculpas. Libremente.” Desde problemas políticos hasta visión artística, los afrodescendientes se han encargado de compartir su esencia en su trabajo y el impacto que esta ha tenido se puede sentir en cada obra y en cada protesta. La popularidad de su arte crece porque refleja la complejidad de su cultura y sus luchas. Es un trabajo tan humano que las personas de todas las razas pueden apreciarlo desde su otredad y sumarse como aliados a sus luchas, creando un sentimiento de solidaridad más fuerte que antes. 

El impacto de Lamar

El equipo de la revista Time se dio a la tarea de hacer una recopilación de las obras más notorias del Black Renaissance, sin embargo, para aterrizar un poco la conversación, me centraré en una obra en especifico: To Pimp A Butterfly (2015), el tercer álbum del rapero estadounidense Kendrick Lamar. Considerado una de las influencias artísticas más importantes  y mayormente aceptadas por los principales medios de consumo artístico de su generación, Lamar dio el nombre a este proyecto como una metáfora sobre la naturaleza corrosiva de la vida de celebridad negra: ignorado, marginado y juzgado por la industria al empezar en Compton pero explotado, venerado y alejado de sus seres queridos y sus valores al estar en la cima. Con una narrativa sumamente personal, el rapero toca temas que van desde la opresión racial y su relación con la cultura afroamericana; hasta el racismo en la actualidad y el síndrome de culpa del superviviente. Una mezcla musical de jazz y rap que contrapone los orígenes del género con lo que es actualmente. Con siete nominaciones a los Grammys de 2016 y reconocimiento popular, Lamar se constituyó como uno de los mejores raperos de la historia y su tercer álbum es considerado como uno de los mejores de la década pasada. 

El impacto de Kendrick no solo fue musical, la letra de sus canciones es dura y cruda. Dolor, violencia, sexualidad, culpa, amor propio, unidad y amor al prójimo son conceptos que Lamar plantea una y otra vez a lo largo de las historias contadas en esta obra de arte. La continuidad de su trabajo está hilada por un poema de su autoría que es narrado por partes al principio y final de algunas de las canciones contenidas en el álbum.

I remember you was conflicted
Misusing your influence

Sometimes I did the same
Abusing my power, full of resentment
Resentment that turned into a deep depression


Found myself screaming in the hotel room
I didn’t wanna self destruct
The evils of Lucy was all around me
So I went running for answers
Until I came home
But that didn’t stop survivor’s guilt


Going back and forth trying to convince myself the stripes I earned
Or maybe how A-1 my foundation was
But while my loved ones was fighting the continuous war back in the city, I was entering a new one
A war that was based on apartheid and discrimination
Made me wanna go back to the city and tell the homies what I learned
The word was respect


Just because you wore a different gang color than mine’s
Doesn’t mean I can’t respect you as a black man
Forgetting all the pain and hurt we caused each other in these streets
If I respect you, we unify and stop the enemy from killing us
But I don’t know, I’m no mortal man, maybe I’m just another nigga

Con un sin fin de referencias al trabajo artístico afroamericano, el álbum es una compilación de sentimientos totalmente personales que pueden ser familiares para su comunidad. Tan es así que, como se mencionó anteriormente, Alright se convirtió en un himno de unidad y esperanza para la comunidad afroamericana durante las protestas del movimiento Black Lives Matter el año pasado. “Hace 400 años, como esclavos, oramos y cantamos canciones alegres para mantener la cabeza equilibrada con la realidad que vivíamos. 400 años después, todavía necesitamos esa música para sanar. Creo que Alright es definitivamente una de esas canciones que te hace sentir bien sin importar el contexto de los tiempos.” Así dijo, con toda razón, Lamar en una entrevista con National Public Radio pues, el 2 de junio de 2020, día mejor conocido como Blackout Tuesday, se reportó que las transmisiones de Alright en Spotify se dispararon un 787%. 

Black Lives Matter y la lucha actual

El movimiento de Black Lives Matter (BLM) fue fundado en 2013 como consecuencia de la absolución del oficial de policía que privó de la vida a Trayvon Martin, tras un altercado físico entre los dos. George Zimmerman, el oficial homicida fue acusado de asesinato pero resultó absuelto bajo el argumento de la defensa propia, aun cuando el joven Martin se encontraba desarmado. Trayvon Martin no fue la primera ni la última vida afroamericana que se perdió en manos de la policía sin generar consecuencias judiciales. El 25 de mayo de 2020, George Floyd fue asesinado durante su arresto por la presunta utilización de un billete falso. Derek Chauvin, el oficial encargado del arresto, se arrodilló en el cuello del detenido provocando su asfixia y ocasionando su muerte aun cuando el detenido repetía con dificultad “No puedo respirar”. 

Los asesinatos de George Floyd y Trayvon Martin son solo un par de gotas en un mar de casos similares por lo que la comunidad afroamericana reaccionó con fuerza. Protestas en todo el mundo se dieron como consecuencia de los acontecimientos del 25 de mayo y el hartazgo por el racismo institucionalizado que se vive en Estados Unidos y en el mundo. Millones de personas salieron a protestar, cantar y unirse. El mundo se movía y cantaba al son de la letra de Lamar y los beats de Pharell. 

El movimiento, su música y su impacto llegaron este enero al Congreso de EE.UU con la activista demócrata Cori Bush quien, a su vez, es integrante de la llamada “Brigada” junto con Alexandria Ocasio-Cortez. Bush es legisladora a nivel federal, lo cual significa un apoyo significativo para el movimiento BLM en cuestiones legislativas. 

Alguna vez un profesor me dijo al iniciar su curso que el derecho es el mínimo de amor que debe de existir en la sociedad, y desde entonces, al encontrarme con un hecho social tan trascendental como este, lo juzgo a la luz de ese principio. En mi opinión, siguiendo la línea de razonamiento del derecho por integridad de Ronald Dworkin, en el derecho hay normas que deben ser creadas e interpretadas a la luz de las diferentes situaciones sociales que se presentan a lo largo del tiempo. Si existir implica necesariamente coexistir en sociedad, es necesario que las reglas que nos rigen estén encaminadas a mantener relaciones de respeto mutuo para mantener la paz en nuestras comunidades. El movimiento de Black Lives Matter y su música nos demuestran una clara ruptura en las redes de amor y comunidad de Estados Unidos, el derecho tiene la responsabilidad de enmendarlas. El mundo queda atento a la respuesta de las autoridades estadounidenses; mientras tanto, se seguirá protestando por amor.