La mejor canción de la historia es Bad Habit de Foals

Cause if I go where the flowers grow

Into the deep below oh, would you forget me now?

And if I could take the pain away, wash the stains away

Oh, would you forgive me now?

Bad Habit – Foals

La virtud de la música, como cualquier arte, está en su subjetividad, por lo que categorías como “la mejor canción de la historia” son contrarias a su esencia, pues requieren convenir sobre estándares “objetivos” para calificarla como mejor o peor. La belleza de la música está en su universalidad, que no es nada más que la capacidad de conectar con cada persona y cautivarla desde su particular experiencia humana. La música es una expresión de nuestra humanidad, por lo que juzgarla como mejor o peor resulta una tarea hasta cierto punto fútil que nos aleja de lo que la música realmente aporta.

Por otro lado, esta pregunta presenta un problema epistemológico: es poco probable que una sola persona puede llegar a conocer toda la música que existe. Por ende, la respuesta que se dé a esta pregunta estará no solo afectada por la subjetividad de quien la conteste, sino también limitada por su experiencia. No obstante, la pregunta es útil en otro sentido, pues nos arroja luz sobre la experiencia y valoraciones subjetivas que alberga cada persona. En este sentido, la respuesta a esta pregunta no puede ser más que personal.

Ahora, si desde mi subjetividad tuviera que definir que hace a una canción mejor que otra, diría que es su capacidad de humanizarnos y acercarnos a esas partes más sensibles de la experiencia, al mismo tiempo que expresa de una forma inédita algo que (quizás) ya se sabía, pero no había encontrado cause. En una capa adicional, más cercana, diría que la mejor canción del mundo también es aquella que no importa cuantas veces la escuches, su mensaje sigue teniendo la misma resonancia que cuando la escuchaste por primera vez. Escucharla es una experiencia incesantemente generosa; nunca se cansa de dar. Es algo similar al amor a primera vista, excepto que ésta no se desvanece con el paso del tiempo. Perdura y se fija en algún lugar de nuestro hipotálamo para volverse una fuente infinita de inspiración, alegría, calma, o algo más (eso que siempre obtuviste de la música y de nada o nadie más).

Desde esta perspectiva “la mejor canción de la historia” (por hoy y para mí) sería “Bad Habit” de Foals, pero mañana bien podría ser otra, aunque no cualquier otra, porque no todas las canciones se han quedado tatuadas en alguna parte de mí. ¿Por qué esa canción? Por un lado, por lo que me dice. Bad Habit es una canción que habla de la frustración que viene de saberse eternamente falible tras haber lastimado, corroído y saboteado, como un vicio que no cede. Es volverse el villano de la propia historia, y no uno vencedor. Es tener certeza de nuestras vulnerabilidades y la imposibilidad de cambiarlas. Sin embargo, también habla (quizás con mayor vehemencia) de que aun en esa desesperanza, existe la posibilidad de encontrar perdón, principalmente de una misma. Y con el perdón, el cambio, la esperanza. Es una canción sobre encontrar redención dentro de sí. Por otro lado, elegí esta canción por cómo se siente. Cuando la escucho, invariablemente siento que me libero un poquito de mi incomprensión y pequeñez, que veo a mis miedos a la cara sin tener que huir. Siento que la canción “me entiende” y eso se siente muy bien. Es una experiencia generosa, consistente y liberadora. ¿Qué más esperarías de la mejor canción del mundo?

Hasta aquí mi embrollo.