La mejor canción de la historia es Toxic de Britney Spears

El miedo absoluto a la recuperación, a ganar el peso perdido, a una manzana. El miedo a la voz interna que se posiciona como un muro entre la vida y la muerte. “Si quieres vivir tienes que comer”. Negación absoluta. 

De pronto, llegó Britney Spears cantando Toxic como un llamado divino, como la oportunidad de revelarme contra la toxicidad que corría por mis venas. Llegó como un himno de vida, de recuperación. “Si quieres bailar al son de with the taste of your lips I’m on a ride tienes que empezar a comer; a nutrirte”. Y así, de la mano de la princesa del pop, empezó la travesía más hermosa de mi vida.

Toxic de Britney Spears no es la mejor canción de la historia. La letra no es profunda, los acordes no trascienden, la melodía no es angelical. Pero es la mejor canción de mi historia, porque me permitió seguir viviéndola. La música es eso: el recordatorio constante de que vale la pena cantar una vez más “I’m addicted to you. Don’t you know that you’re toxic?”. De que vale la pena la recuperación. De que vale la pena vivir